La salud bucodental también empieza desde los primeros meses de vida. Sin embargo, es común que muchos padres tengan dudas sobre cuándo comenzar con los cuidados, qué productos utilizar o cómo fomentar un buen hábito diario. En este artículo repasamos lo esencial para acompañar a los más pequeños en el cuidado de sus dientes desde el principio.
¿Cuándo empezar con los cuidados dentales?
La higiene bucal debe comenzar desde el nacimiento, incluso antes de que aparezcan los primeros dientes. En esta etapa, se puede utilizar un paño suave humedecido para limpiar las encías del bebé una vez al día, especialmente por la noche.
Los dentistas recomiendan que la primera visita al odontopediatra se realice entre la erupción del primer diente y la salida completa de los dientes de leche. Incluso antes de necesitar tratamiento, puede ser útil que el niño se familiarice con el entorno de la clínica dental: colores, sonidos, personal…
Cuidar los dientes temporales es importante porque sientan las bases de una buena salud oral en la infancia y adolescencia, y favorecen un desarrollo adecuado de la dentición definitiva.
¿Qué productos utilizar?
Para el cepillado, se puede optar por cepillos manuales o eléctricos, siempre que tengan cabezal pequeño y cerdas suaves.
Sobre la pasta dental:
- De 0 a 2 años: aplicar solo una cantidad mínima, del tamaño de un grano de arroz.
- De 2 a 6 años: usar una cantidad similar al tamaño de un guisante y preferiblemente con bajo contenido en flúor.
- A partir de los 6 años: ya pueden usar pasta de adultos, aplicando entre 1 y 2 cm.
El flúor es un mineral beneficioso para la prevención de caries, pero debe utilizarse con moderación en las edades tempranas para evitar un exceso de ingesta.
¿Cómo debe ser el hábito diario?
- El cepillado debe realizarse dos veces al día, especialmente por la noche.
- Es fundamental que no se coma nada después del cepillado nocturno.
- Los padres deben supervisar el cepillado hasta que el niño adquiera suficiente autonomía y técnica.
- No deben olvidarse zonas como la lengua, las encías o el paladar, que también acumulan residuos.
Crear una rutina positiva, compartida y divertida puede hacer que el niño asocie el cepillado con un momento agradable en familia. Esto ayudará a consolidar el hábito a largo plazo.
La prevención, clave para una buena salud oral
Una higiene dental adecuada no solo evita caries y enfermedades de las encías, sino que también contribuye al bienestar general. Desde edades tempranas, inculcar el cuidado de la boca es una forma de educar en salud.
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