La aerofobia (miedo a volar) es la respuesta irracional, injustificada y desproporcionada a volar en avión, o en cualquier otro tipo de aeronave; el miedo a volar, como todo miedo, posee una escala de gradación hasta llegar al grado de fobia que podríamos escalar en:
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Vigilancia
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Inquietud
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Malestar
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Desmayo
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Crisis de ansiedad
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Pérdida de control
Se calcula que el 80% de la población no tiene miedo a volar, y que del 20% restante, un 80% padecería un miedo controlable, y un 20% un miedo incontrolable, con rango de fobia, que les imposibilita completamente subirse a un avión.
¿Qué causa el miedo a volar?
La población que declara tener miedo a volar focaliza su miedo en aspectos concretos del vuelo:
- Miedo a las turbulencias
- Miedo al despegue
- Miedo a una caída súbita
En lo que resta de artículo, vamos a tratar de arrojar algo de luz racional y lógica para tratar de desmontar, al menos en ese plano teórico y racional, cada uno de estos tres miedos, porque quizá, comprendiendo el fenómeno científico detrás de cada uno de ellos, logremos restarle algo de superstición o de irracionalidad a los mismos.
Realmente, debería bastar con tirar de las estadísticas -máxima expresión de lo racionalizado- de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), que indican que volar es el medio de transporte más seguro:
“La tasa mundial de accidentes aéreos es de 0,61%, es decir, un accidente por cada 1,6 millones de vuelos”.
O lo podemos ver comparativamente respecto a otro medio de transporte:
“En 2017, hubo 14 muertos en accidentes aéreos en todo el mundo (los 14 fallecidos en aviones de turbohélice), mientras que solo en Europa, fallecieron 26 mil muertos en accidentes automovilísticos”.
Miedo a volar: turbulencias
Todos sabemos qué son las turbulencias, fluidos de aire en el cual las moléculas que lo integran, en lugar de seguir trayectorias paralelas, por diferencias de presión, temperatura etc., trazan trayectorias irregulares y forman torbellinos. Tirando de analogía, es atravesar una carretera con baches, cosa totalmente cotidiana para cualquier conductor de automóvil.
La Organización Meteorológica Mundial clasifica las turbulencias en una escala de seis grados, donde seis sería un huracán. Por protocolo, un avión de pasajeros tiene prohibido atravesar una turbulencia de más de segundo grado, y la razón no es la de un posible perjuicio para el avión, sino por simple confort de los pasajeros, ya que un avión podría resistir hasta un grado seis, pues sus alas son capaces de batir para soportar la turbulencia.
Miedo a volar: despegue
Al despegar, tenemos una de las sensaciones que más congoja producen a los pasajeros, esa sensación de que, separados unos kilómetros del suelo, el avión, en lugar de ascender, da la sensación de que comienza a hundirse o que retrocede. Esta sensación, que es una sensación real, tiene una sencilla explicación que nos debería borrar todo miedo: el avión necesita mucha más energía para despegar que para ascender, es por eso que los pilotos agotan la potencia de los motores al despegar, y una vez producido el despegue, toda esa potencia se reduce “drásticamente” ya que no es necesaria, y en ese efecto físico es donde se produce esa temida sensación.
Miedo a volar: caída súbita
Que un avión caiga súbitamente es físicamente imposible, y la explicación de ello es el conocido como teorema de Bernoulli. Este teorema estable que mientras exista más presión en la parte de abajo del ala que en la parte de arriba, el ala subirá hacia arriba. Este efecto físico se consigue con el diseño aerodinámico de las alas de un avión, planas en la parte inferior, lo que permite que el aire circule sin obstáculos, y con una joroba en la parte superior, lo que estrecha el flujo de aire y aumenta la velocidad de éste: al aumentar la velocidad del aire, disminuye la presión.
Miedo a volar: ¿existen asientos más seguros que otros?
Para terminar, y a modo de placebo psicológico, existen, aunque son pocos los estudios al respecto, asientos del avión más seguros, o con mayor tasa de supervivencia en caso de accidente, que otros. Si pensar que viajas en la zona del pasaje con más probabilidades de sobrevivir te va a ayudar a subir a un avión, en ese caso procura que los billetes que compres correspondan a asientos ubicados en la zona central de la parte trasera del avión: estos, según el estudio realizado por Popular Mechanics, presentaban una tasa de supervivencia del 40% frente al resto de asientos.