
La importancia del ocio
Quizá no demos la relevancia que debiéramos a nuestro ocio, viviéndolo como un espacio de falta de obligaciones, un espacio baldío “a rellenar”, sin embargo, el ocio de calidad es un factor clave a lo largo de toda nuestra vida y que nos permitirá vivir mejor e incluso vivir más. Te explicamos por qué.
El ocio en la infancia
Desde que somos bebés, el ocio, en forma de juego, es nuestra manera de aprender sobre el entorno que nos rodea, cómo funciona, qué reglas lo rigen y aprender a relacionarnos con los demás.
Posteriormente, en la infancia, el ocio en forma de juego es un factor clave para nuestro desarrollo emocional e intelectual, así como para ir instaurando unas adecuadas habilidades sociales que nos seguirán acompañando en la etapa adulta. Además, las experiencias de ocio que nos hayan brindado y apoyado nuestros padres (llevarnos de excursión, ver películas en familia, leer, practicar algún deporte etc.) se convertirán en la base de nuestras aficiones en la etapa adolescente y hará que nuestra visión de la realidad sea diferente: un niño que sale a menudo al campo es de esperar que tenga más “inteligencia naturalista”, es decir, la capacidad de comprender y desenvolverse de una manera respetuosa en el medio ambiente, por ejemplo.
El ocio en la adolescencia
En la adolescencia, el ocio se centrará mucho en el grupo de amigos, pues es una de las necesidades que impone la propia etapa que atraviesan: pasar tiempo con los iguales, el deseo de encajar y sentirse parte de algo y, a la vez, definirse como seres únicos. En este sentido, si hemos cultivado alguna afición en nuestros hijos adolescentes, será clave en este proceso de autodefinición. Además, puede convertirse en un modo de canalización emocional en una etapa tan compleja: practicar un deporte, escribir, bailar, salir a pasear… son medios muy usados por los adolescentes para autorregularse emocionalmente.
El ocio en la etapa adulta
Sin embargo, cuando llegamos a la etapa adulta, repleta de quehaceres y obligaciones, en muchas ocasiones dejamos de lado nuestro ocio. Abandonamos actividades que nos hacían sentir bien y eran importantes para nosotros. Y el ocio en la etapa adulta es imprescindible para mantener una adecuada salud mental. Por ello, es fundamental que dediquemos un tiempo semanal a realizar alguna actividad de ocio que nos satisfaga.
Es importante planificar este tiempo con antelación, puesto que si no es fácil que caigamos en la tentación de “dejarlo para otro día”. Si, además, este tiempo incluye actividad física estaremos ganando en salud. También podemos plantear nuestro ocio de manera que contribuya a aumentar nuestro círculo social (clases, deportes en equipo, clubs de lectura etc.), y, por tanto, nuestra red de apoyo, otro de los elementos clave para el bienestar psicológico.
Por todo esto, es fundamental que seamos consciente de la importancia que tiene el ocio en nuestro nivel de satisfacción y nos respondamos a las siguientes preguntas: ¿cuánto tiempo hace que no hago esa actividad que tanto me gustaba en otra época?; ¿cuánto tiempo dedico a mis aficiones?; ¿hay alguna actividad que me gustaría probar?