
El Roscón de Reyes: la Leyenda del Haba
El Roscón de Reyes: un cinturón de oriente
El Roscón de Reyes es uno de los dulces navideños con mayor penetración en los hogares de nuestro país (también en otros como en México o Francia). Simplemente en la capital madrileña se consumen en torno a los 2,5 millones de roscones, una cifra orbital teniendo en cuenta que su consumo se reduce a uno/dos días en todo el año.
Independientemente de recetas, rellenos y gustos culinarios, podríamos decir que el éxito y la permanencia del Roscón de Reyes como postre navideño en un entorno de permanente “invasión” cultural foránea (Black Fridays, Papá Noel, Ciber Monday etc.) estriba en dos factores:
- 1. Su forma circular salpicada de azúcar, piñones y fruta escarchada emula los lujosos cinturones tallados de rubíes, jade y esmeraldas que, según la tradición cristiana, portaban los Reyes Magos cuando visitaron al Niño Jesús llevándole oro (que simbolizaba la estirpe real del Niño), incienso (que conectaba con la parte espiritual) y mirra (que en un plano simbólico anunciaba la muerte del Niño), por lo que el Roscón de Reyes está fuertemente ligado a una festividad todavía vigente
- 2. Uno de los atractivos del Roscón de Reyes es, sin duda, la sorpresa que se deposita en su interior y la gracia o penitencia que, según las distintas tradiciones, se asocie a esa sorpresa
En el artículo de hoy vamos a realizar un breve repaso por el devenir histórico de ambos factores -la forma exterior y la sorpresa interior (la nombrada “leyenda del haba”)- hasta llegar al Roscón de Reyes tal y como lo llevaremos este próximo 6 de enero a nuestras casas.
La Historia del Roscón de Reyes
El Origen del Roscón de Reyes
Aunque hoy en día degustamos el Roscón de Reyes como un postre genuinamente católico, su origen se remonta a las saturnales romanas. Estas fiestas eran consagradas por los romanos al dios Saturno y celebraban la llegada en diciembre de un nuevo período de luz y, sobre todo, el final de los duros trabajos en el campo, por lo que también eran conocidas como fiestas de los esclavos.
Durante las saturnales romanas, las clases acomodadas repartían, a modo de dádiva, unas tortas redondeadas hechas de higos, dátiles y miel entre las clases populares. En estas tortas se escondía un haba seca y el esclavo que la encontrara era virtualmente nombrado rey de reyes durante aquel día, con lo que el resto debían tratarle con todos los honores y atenciones de un auténtico rey.
Este tipo de prácticas, al igual que el carnaval pagano (por una noche el mendigo puede ser rey y el rey se hace pasar por mendigo), suponían un ejercicio liberador de las tensiones sociales. En algunos casos, el esclavo al que le tocara el haba seca podía incluso ser efectivamente liberado.
El Roscón de Reyes en la tradición católica
En torno al siglo IV d.C., la Iglesia católica condena todas las festividades consideradas paganas, entre ellas, la de las saturnales romanas. Con el paso de los siglos, sin embargo, en algunos lugares, las tortas saturnales y el haba seca perduran como tradición si bien adquieren significados distintos: en el siglo X, por ejemplo, consta que el haba se asociaba al Niño Jesús que era escondido de Herodes, y aquel que encontraba el haba en la torta recibía prosperidad para el Año Nuevo.
El Roscón de Reyes en Francia
Uno de esos lugares en el que las tortas saturnales perduran con mayor arraigo es Francia, donde se celebraba, el día 6 de enero, la fiesta de “Le Roi de la Fave” (El Rey del Haba). Esta festividad estaba dirigida sobre todo a los niños y, de modo similar a las saturnales, el niño que encontrara el haba en la torta era nombrado Rey del Haba y durante todo el día adquiría el derecho a ser agasajado con mimos y regalos.
Quizá el matiz infantil que adquiere la fiesta es el que lleva, siglos más tarde, al rey Luis XV, que heredó de su bisabuelo con tan solo 5 años el cargo de Rey de Francia y de Navarra, a encargar a su Cocinero Real la elaboración de la torta del haba más rica que jamás se hubiera visto. El Cocinero Real se presentaría ante su majestad con un roscón con forma de collar de diamantes y, de hecho, cubierto de diamantes. Luis XV divulgaría este postre entre la aristocracia francesa, que sustituiría los diamantes por la ocultación de una moneda en el bollo, que simbolizaría la prosperidad económica de quien la encontrase
El Roscón de Reyes en España
Precisamente el rey Felipe V, tío del francés Luis XV, fue el encargado de divulgar en España el postre y juego de su sobrino, si bien, en el Reino de Navarra se documenta, ya en el año 1361, una festividad llamada el “Rey del Faba”. Por otro lado, la rápida acogida que el roscón francés y el juego del haba tuvieron en el resto de la Península probablemente se deba a la ya existencia de un postre similar: la Rosca de Navidad, un bollo anisado con forma de rosca que las mujeres llevaban colgando del brazo a la Misa del Gallo para que fuese bendecido.
En el siglo XIX la moneda se cambiará por una figurita de cerámica –como las que encontramos actualmente- y el haba empezó a adquirir un matiz negativo en el juego, ya que, ya muy lejos de esas saturnales romanas en las que el haba implicaba la coronación o incluso la liberación del que la hallaba, ahora el “hallador” era condenado a tener que pagar el Roscón de Reyes.
En el siglo XIX la moneda se cambiará por una figurita de cerámica –como las que encontramos actualmente- y el haba empezó a adquirir un matiz negativo en el juego, ya que, ya muy lejos de esas saturnales romanas en las que el haba implicaba la coronación o incluso la liberación del que la hallaba, ahora el “hallador” era condenado a tener que pagar el Roscón de Reyes.
Desde Almudena Seguros, os deseamos Felices Fiestas y un Próspero Año 2016.