Según ha publicado recientemente la Fundación Española del Corazón (FEC), el colesterol suele incrementarse hasta en un 10% después de las fechas navideñas. Pese a lo llamativo del titular, tras esa cuesta de “grasas acumuladas” que empinamos en enero, el colesterol es un problema que va más allá de las fechas navideñas, tal y como indicaba el Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular de España (Enrica):
uno de cada dos españoles padece colesterol alto, es decir, presenta más de 200 miligramos por decilitro (mg/dl).
Otro dato relevante en ese estudio indica que, además, de los españoles que padecen colesterol, más del 55% no es consciente o no toma medidas al respecto, a pesar de que el colesterol es uno de los principales factores de riesgo en el desarrollo de una enfermedad cardiovascular.
Hace poco dedicábamos un artículo en este blog para hablar de las principales cifras de obesidad en España, en el articulo de hoy dedicaremos las siguientes líneas a exponer los principales datos y problemáticas asociados al colesterol.
El colesterol es una sustancia grasa que se encuentra de manera natural en las células de nuestro cuerpo, mayormente producido por el hígado, aunque también obtenido a través de ciertos alimentos, el colesterol es fundamental en la digestión de grasas, en la protección de la piel al convertirse en Vitamina D, o en el desarrollo de, por ejemplo, las hormonas sexuales y tiroideas.
Para cumplir sus cometidos, la sangre reparte el colesterol desde el hígado a las partes del organismo que lo necesitan, viaje que realizan adheridos a unas partículas llamadas lipoproteínas.
Según el viaje del colesterol sea de ida o vuelta, hablamos de dos tipos de lipoproteínas:
De baja densidad (LDL): el colesterol sale del hígado y se reparte a todas las células del organismo.
De alta densidad (HDL): recogen el colesterol sobrante, no utilizado, para su almacenamiento y deshecho en la bilis.
En función de la distinción de las líneas anteriores, podemos hablar de dos tipos de colesterol, que coloquialmente denominamos como bueno y malo:
Colesterol LDL (o colesterol malo): es el colesterol que, asociado a la lipoproteína de baja densidad, no retorna al hígado para su destrucción, quedando pegado a las paredes de las arterias (ateroma).
Colesterol HDL (o colesterol bueno): es el colesterol que, al asociarse a la lipoproteína de alta densidad retorna al hígado y es correctamente procesado.
Como vamos viendo, hay dos tipos de colesterol, por lo que si bien hay un indicador de colesterol total, también existen sendos indicadores para el “bueno” y el “malo”, además de controlar también los “triglicéridos”:
Como siempre, la mejor protección es la prevención, y, en el caso del colesterol, nuestra mejor prevención será llevar a cabo una alimentación equilibrada libre de gasas saturadas, en la que su mayor aporte de grasas provenga de los ácidos monoinsaturados y poliinsaturados presentes en el pescado o en el aceite de oliva, además de una rutina de ejercicio físico moderado, tres o cinco veces por semana, ayudarán a generar colesterol HDL y a reducir los niveles de triglicéridos y LDL.