Seguro que todos hemos visto alguna vez el típico cartel, colgado a la entrada de casas y fincas, con el rótulo: “Cuidado, perros peligrosos”. Esta advertencia que, como en la foto de portada de este artículo, puede ser a veces más un guiño cómico o tierno que una advertencia a un peligro real, lleva siendo usado por la humanidad desde hace miles de años.
Séneca, el autor latino, refiere por ejemplo que en su época, a las puertas de los palacios, se colocaban enormes perros sujetos con cadenas y junto a ellos la inscripción “Cave canem” (caveo: precaver, cuidado/ can: perro), que equivaldría a nuestro actual “Cuidado, perros peligrosos!”.
Es más, Artemidoro, otro autor de la antigüedad, señalaba que en otras casas se contentaban ya no con tener siquiera el perro, sino con tenerlo pintado en la pared. En un mosaico conservado en la sepultada ciudad de Pompeya encontramos un valioso ejemplo:
Y más que seguro que la pintura funcionaba, y no solo como advertencia, sino como medida realmente intimidatoria, pues se pintaban con el mayor realismo y naturalismo posible, hasta tal punto que semejasen perros de carne y hueso, como atestigua Encolpio, el protagonista de la novela picaresca “Satiricón”, escrita por Petronio en el siglo I d.C., al describir su visita al palacio del rico comerciante Trimalción:
“Cuando más embobado estaba contemplando todo aquello, a punto estuve de caerme de espaldas y romperme los huesos. A la izquierda, entrando, y junto a la garita del portero, había un enorme dogo encadenado, sobre el cual un cartelón decía en letras gordas: “¡Cuidado con el perro!”. No era un perro de verdad, sino pintado, pero tan bien, que el susto que me di fue mayúsculo.”
En la actualidad, los perros ya no tienen esa función principalmente utilitaria de perros peligrosos / guardianes como tenían en la Antigüedad. Recordemos ese proverbio chino que decía que los perros son:
La única seguridad en la noche y la mejor alarma
Actualmente, el vínculo entre humanos y perros estriba más en aspectos emocionales como vimos en nuestro anterior artículo 6 beneficios de las mascotas en la salud que en esta cualidad de perros peligrosos / guardianes, si bien en entornos rurales esta funcionalidad sigue vigente, por ejemplo, los perros pastores.
Los carteles de los que hablábamos al principio, que han sido tema de este artículo, son, ante las nuevas circunstancias y el tipo de vida urbana, cada vez menos frecuentes. Hoy en día, la condición de perros peligrosos es sobre todo un atributo legal ligado a ciertas razas consideradas peligrosas. Sobre este tema tan polémico dedicaremos, en próximas publicaciones, un artículo entero que versará sobre dos cuestiones fundamentales:
Hasta entonces, y retomando nuestra anécdota latina sobre los carteles de “Cuidado, perros peligrosos!”, os dejamos con una reflexión final a través de esta imagen que hemos encontrado en la web. Dichos carteles quizá estén cayendo en desuso, pero desde luego, como ocurre con los felpudos de las casas, encontramos verdaderos ejemplos de originalidad: