Concepto nacido al calor de toda la política medioambiental de nuestros tiempos, sirve para designar el modo -si es eficiente o no- en que un aparato o instalación aprovecha la energía para el desempeño de sus funciones, entendiendo por modo eficiente aquel que supone un ahorro de costes, tanto medioambientales como económicos, es decir, emplea menos recursos para realizar la misma tarea.
A día de hoy, aunque es obligatorio que tanto en electrodomésticos como en viviendas (cuando éstas sean destinadas a venta o alquiler) se haga constar un certificado o etiqueta de eficiencia energética, no es obligatorio que sean eficientes energéticamente, solo es necesario hacer constar la etiqueta que les corresponda.
Aunque el etiquetado es el mismo que en viviendas, nos vamos a centrar en explicar los etiquetados de eficiencia energética de los electrodomésticos. Si de un tiempo a esta parte, hemos visitado cualquier tienda de electrodomésticos, habremos observado una etiqueta con diferentes barras de colores suscritas, cada barra de color, a una letra: desde la A (el electrodoméstico más eficiente) hasta la G (el menos eficiente).
Estas etiquetas no solo hacen referencia al tipo de eficiencia energética, también señalan otras variables como la cantidad de ruido que produce el electrodoméstico, la cantidad de agua que emplea en cada lavado (en caso de una lavadora) etc.
Desde marzo de este año 2021, como recoge el Reglamento UE 2017/1369, la apariencia y nomenclatura de estas etiquetas va a ser diferente, tal y como ilustramos en esta imagen:
El principal cambio que introduce la nueva normativa europea estriba en que se suprimen las categorías A+++, A++, integrándose en una nueva categoría A, con parámetros de eficiencia energética más exigentes, con lo que todos los electrodomésticos anteriormente catalogados en alguna de las categorías de A, pasarían, ahora, a ser considerados categoría B.
Como decíamos al principio, lo obligatorio es etiquetarlos, pero la decisión de producir o escoger un electrodoméstico más o menos “eficiente”, depende del fabricante y del consumidor: tanto producir como comprar electrodomésticos eficientes es más caro, pero supone un ahorro a la larga en costes de consumo. Los electrodomésticos obligados a llevar dichas etiquetas son:
Todas estas etiquetas tienen una caducidad de 10 años.
Según los datos de la Red Eléctrica de España (REE), el 66% del consumo eléctrico de un hogar se lo llevan el uso de este tipo de electrodomésticos, por lo que comprar electrodomésticos de clase A puede convertirse en una buena opción para ahorrar en nuestra factura de luz en el futuro, o al menos optar por la categoría A (recordemos que esta clase de eficiencia es más cara de entrada) en los electrodomésticos que más consumo vayan a suponernos.
Los electrodomésticos que más energía consumen son, de mayor a menor, según datos de la ya citada REE:
Electrodoméstico |
Gasto anual |
Nevera | 25,39 euros |
Lavadora | 51,68 euros |
Horno | 33,25 euros |
Secadora | 42,31 euros |
Aspiradora | 11,33 euros |
Microondas | 14,05 euros |
Lavavajillas | 30,83 euros |