El mes pasado ya hablamos de los peligros para la piel que puede entrañar tomar el sol sin cumplir una serie de precauciones mínimas y, más concretamente, de algunas pautas para el correcto uso de la crema solar. Además de problemas estéticos como acelerar el envejecimiento de la piel, la radiación solar en exceso o mal tomada puede provocar lesiones malignas, sobre todo si somos propensos a una piel con lunares. La más grave de todas ellas es el melanoma,una forma de cáncer de piel.
El melanoma es una lesión derivada de los melanocitos, las células encargadas de producir la melanina, sustancia que da el color a la piel y que a su vez la protege de los rayos del sol. La radiación solar puede producir daños en el ADN de estas células y acabar originando el cáncer. Los principales factores de riesgo para tener un melanoma son:
Ser de raza blanca o tener antecedentes familiares de esta enfermedad son factores que no dependen de nosotros mismos, sino de la lotería genética, frente a la que poco podemos hacer. Por eso, y dado que sobre la radiación solar ya hablamos anteriormente, hoy abarcaremos el cuarto factor: la presencia de lunares en la piel.
Un ser humano suele tener entre diez y cuarenta lunares de media en su cuerpo. Estos van a ir apareciendo a lo largo de nuestra vida, desde que estamos en el vientre de nuestra madre hasta que más o menos alcanzamos los cuarenta años de edad.
Tradicionalmente, quizá por la similitud poética y plástica, la aparición de un lunar se consideraba consecuencia del influjo lunar, y de ahí su nombre, su etimología. Científicamente, los lunares aparecen como una proliferación y agrupación de melanocitos, que son, como ya hemos dicho, las células encargadas de generar la melanina.
Podemos concluir de este modo que los lunares son pequeños tumores en principio benignos que se originan en nuestra piel
A continuación os ofrecemos cinco sencillos parámetros, bajo la nemotécnica fórmula el ABCDE de los lunares, en base a los que deberemos observar, con cierta periodicidad, el aspecto y desarrollo de nuestros lunares, con el fin de mantener un control que nos prevenga y anticipe a futuras complicaciones. Los parámetros son:
De esta manera, un lunar bien redondeado, bien definido y bien coloreado no tiene más preocupación que ser un, digamos, adorno dermatológico, y mientras el lunar no experimente variaciones en su forma, aspecto, tamaño y/o color, solo será eso, una curiosidad en la piel, y quizá alguna tan original o distintiva que se convierta en todo un icono cinematográfico.
Para terminar, ya sabéis que con vuestro seguro de Protección Familiar tenéis incluido Consejo médico telefónico 24 horas, en el que podréis consultar cualquier duda o asesoramiento médico; además, también tenéis incluida una Segunda opinión médica internacional en caso de enfermedad grave, como sería un cáncer de piel, un melanoma, cuya prevención fue el tema de este artículo.
Foto vía: http://www.24horas.cl