El fenómeno del acoso entre iguales o bullying cada vez es más complejo ya que el escenario de las agresiones verbales, humillaciones, insultos o amenazas ya no ocurren sólo en el ámbito escolar, sino que cada vez más frecuentemente ocurre en las redes sociales. Cuando esto sucede hablamos de un fenómeno específico: ciberbullying.
El hecho de considerar el ciberbullying un fenómeno específico no estriba en ese afán contemporáneo de adoptar como neologismos el frenético aluvión de anglicismos dimanados de las nuevas tecnologías 2.0; en un artículo anterior ya tratamos el tema del acoso escolar (Bullying: 7 pautas para su detección), pero el ciberbullying, dado que presenta un cuadro fenomenológico propio, merece ser tratado en un artículo independiente, no como un apéndice del bullying.
Las redes sociales y las nuevas tecnologías cada vez cobran más importancia como medio de socialización de los niños y adolescentes. Actualmente, los niños ya no se relacionan solo en el patio del colegio, si no que están constantemente conectados, y las agresiones trascienden a esos nuevos espacios de relación virtual.
Nuevos espacios, nuevas formas de relación, nuevas formas de acoso. El nuevo marco social prescribe inevitablemente un marco de comprensión y actuación diferente al tradicional para controlar y erradicar el acoso o bullying en el ámbito digital (ciberbullying).
Podemos observar tres aspectos de diferenciación entre el acoso tradicional y el practicado en redes sociales:
El fenómeno del ciberbullying es muy difícil de detectar. Como hemos dicho, los adultos suelen resultar ajenos a lo que ocurre dentro de las redes sociales, y además la víctima suele experimentar vergüenza por la situación por lo que no es frecuente que pidan ayuda hasta que la situación es muy grave.
Así que ¿qué podemos hacer? Como siempre, la mejor prevención es establecer una relación de confianza con nuestros hijos, de modo que si alguien les molesta o están preocupados por algo puedan contárnoslo. Por otro lado, es fundamental que eduquemos a nuestros hijos en un uso responsable de las redes sociales, y les hagamos radicalmente conscientes de las siguientes máximas para su vida digital:
Además, podemos negociar con nuestros hijos que nos enseñen eventualmente sus redes sociales o ser parte de ellas. También hay softwares específicos que nos pueden ayudar a controlar esa cibervida, aunque siempre debemos hacerlo de modo consensuado con ellos.
Nuestra recomendación es cortar de raíz la situación, si se da en ciertas redes o sitios web o a través del teléfono un cambio de perfil, dejar de visitar esos ciberespacios o un cambio de número pueden ser suficiente. Es recomendable guardar pruebas de ese acoso (por ejemplo pantallazos en los que se aprecie la fecha y hora del ordenador o smartphone) por si llegáramos a tomar medidas legales y hacer saber a los acosadores que lo que están haciendo es perseguible por la ley. Debemos ponernos en contacto con los responsables de los agresores si éstos son menores, padres o profesores, para que conozcan esta situación y tomen medidas para que cese. Será recomendable también revisar los filtros de privacidad con nuestros hijos y eliminar toda la información privada que esté circulando por la red.
Como siempre os recordamos, con vuestros seguros de Protección Familiar podéis utilizar tanto la Asistencia Legal como la Asistencia Psicológica para cualquier tipo de asesoramiento. Hoy hemos hablado de ciberbullying, y ambas asistencias pueden ser fundamentales tanto para su prevención como para su detección.